
Somos nuestra gente
Somos los que siempre hemos alimentado a México, pese a crisis y abandonos, somos antes que nada una larga y profunda historia, la que se remonta a siglos atrás, por lo menos los últimos doscientos años en que nuestro esfuerzo y sacrificio a dotado de manos creativas al campo y aún a las ciudades en su vertiginoso crecimiento; somos los hombres y mujeres valientes que nutrieron los ejércitos revolucionarios desde Morelos hasta Zapata y los contingentes agraristas que del derecho a la tierra hicieron justa bandera, entre los zapatistas y con las huestes que apoyaron al gobierno revolucionario del General Cárdenas. Somos también lucha productiva, para otorgar alimentos y materias primas a un país ávido de desarrollo en su última centuria. Somos por supuesto lucha entregada de la última hora, por las demandas urgentes de nuevo reparto agrario, democracia y soberanía alimentaria. Somos los hombres y mujeres de un campo negado de mil maneras, pero que de su rostro ajado, maltrecho y milenario este país se ha dotado de identidad y cultura popular.
Somos campesinos, con todos nuestros fallos, como cualquiera, con todas nuestras victorias y virtudes, como pocos. Somos la tierra, su olor y su bondad, somos el maíz y el frijol, las selvas y los llanos, las sierras y los valles, somos sacrificio y paciencia y dolor y toda la esperanza junta en puños que tanto han luchado.
Somos mexicanos, somos el reclamo permanente de dignidad, somos tres letras y miles de ilusiones y esfuerzos porque Otro Campo sea Posible, porque lo será.
Somos la Central Campesina Cardenista, con sus veinticinco años y la enorme voluntad de seguir luchando, porque este país lo merece, pero fundamentalmente esa gente fuerte, honesta y digna: los campesinos.